miércoles, 9 de diciembre de 2009

Sexta Entrada

Sexta Entrada
Jacqueline Calderón Hinojosa

Otro breve resumen que debía ir al inicio de las anteriores publicaciones.
El Cratilo

El diálogo platónico del Cratilo a sido bastante recurrente por lo menos como introducción a la filosofía del lenguaje.

En este diálogo como tema centra se nos presenta la cuestión del lenguaje, es cierto, pero no como podremos comprender en las teorías contemporáneas. La cuestión a primera vista pareciera ser mucho más sencilla, pues específicamente nos refiere a la acción del nombrar. Como toda teoría platónica no puede dejarse de lado el mundo de las ideas y las sombras o fantasmas que contemplamos en el mundo de apariencia en el que nos movemos.

El diálogo comienza dejando en claro que sólo en las proposiciones se puede encontrar falsedad y verdad, como ahora ha quedado bastante claro, esto será sostenido por filósofos posteriores. El arte del nombrar, como todas las demás formas de arte, deben ser ejecutadas y juzgadas por personas adecuadas y que resulten pertinentes para dicha labor. En el caso del lenguaje encontramos a esta persona en el legislador, quien debe saber formar con sonidos y sílabas el nombre que conviene a cada cosa. De esta forma vemos cómo es que el lenguaje se centra en la específica acción del hablar, y que por ende nos conduce al nombrar.

Por otra parte, si el legislados es el encargado de nombrar, es tarea del dialéctico juzgar si su trabajo se ha desempeñado de forma adecuada o no. Ya que él es el que realmente se sirve de la labor correspondiente al primero.

Por lo tanto, es importante tener en cuenta que el nombrar es reproducir la idea mediante letras y sílabas, de hecho, en el diálogo podemos ver cómo es que a pesar de ser una reproducción, similar a la que sería la pintura, se le considera de mayor valor a la reproducción, por llamarla de alguna forma. Esto en gran medida en virtud de que los nombres propios tienen relación con la personalidad de alguien, y que a pesar de las variaciones que puedan padecer en cuanto a la escritura, conservan una esencia en ellos que suele ser acorde a la personalidad de quien lo porta. También se menciona que pr otro lado, en caso de no ser acorde el nombre al individuo esto significaría que la descendencia debe ser readaptada, es decir, si alguien virtuoso, tiene un hijo que no sigue esos pasos, este ya no pertenecería entonces a lo que la misma raíz de su nombre indica, produciendo así que tenga posteriormente que existir un cambio en su nombramiento. Lo mismo sucede en el caso de los demonios y héroes, que en virtud de la etimología que los precede conserva una propia esencia, son nombrados de alguna u otra forma según la misma idea que se trata de representar.

Por supuesto, todo lo anterior se puede complementad de mejor manera cuando se analiza todo en conjunto para comprender cómo es que se complementan con otras cuestiones relevantes. Pero esa será una tarea que dejo para aquellos que deseen complementar la visión y comprenderla ya en todo el contexto del autor y su obra. Por otra parte, debido al contexto en el que se desenvuelve el lenguaje debe ser visto como instrumento de la razón y no la razón misma, ya que es sólo lo que nos ayuda a tener un mayor acercamiento con la Verdad, el acercamiento a la forma.

Se inicia analizando si es que el nombre hace una mera descripción, es por convención o si de alguna manera tanto los objetos como las esencias se encentran conectados por medio de la palabra. El autor considera como una posible solución el tomar en cuenta a los nombres como existentes en sí como forma y que pueden encarnar en diferente sílabas y letras, así como palabras. Existencia, esencia y sentido son palabras claves para la estructura. Se tiene esta concepción de significado y significante; sentido y significar.

No podemos dejar a un lado el tema de la verdad, la cuál resulta más cercana a las palabras que los objetos, es por esto que decimos que las palabras sirven como instrumento para llegar a la verdad.

Agregando ahora también la participación del ser humano, es visto como artesano, y por motivos de este diálogo como aquel que sabe hacer uso adecuado de la palabra, o por lo menos que tiene como tarea constante hacerlo.

Así, en el caso de Platón el lenguaje surge como una herramienta que es posibilidad de lo existente.

De cualquier forma, podríamos arriesgarnos a pensar que en Cratilo grosso modo podemos encontrar solución a algunos problemas de la filosofía del lenguaje, por ejemplo:

1) La búsqueda por la naturaleza de las palabras, que en este caso serían instrumentos y que cuentan con una función pedagógica dentro de esta misma naturaleza, pues nos permiten estar en mayor contacto con la realidad, aunque por sí mismas no cumplan dicha función. La idea de que está en un punto medio entre la idea y la imagen.

2) Se ve la palabra como logos, referente al verbo que nos indica acción y como tal, es inevitable verlo como un verbo creador. Concepción que más adelante podría ser retomada en una eterna discusión para saber si es que el lenguaje propiamente puede ser clasificado dentro de lo normativo o dentro de lo descriptivo.

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