jueves, 10 de diciembre de 2009

Ramiro Cotarelo Lira



Segundo Post
El cuerpo y el lenguaje


Pensar que uno escapa de interpretar al mundo como lenguaje a través del cuerpo, es decir, hay quienes pensarían que todo se reduce a lo que el cuerpo siente y no a lo que las palabras construyen como significado de lo que el cuerpo siente. A continuación, presento el argumento anti-idealista y su refutación que presenta Schopenhauer en el los complementos, el volumen dos de su El mundo como voluntad y representación. Me parece que el cuerpo queda anulado una vez que se reconoce que sólo existimos en el plano de la representación, la reconstrucción del argumento es la siguiente:
Schopenhauer plantea la principal objeción contra la idealidad de todo objeto, argumentando las siguientes premisas:


  • 1. Mi propia persona también es un objeto para cualquier otro.
  • 2. Se sigue que soy, por lo tanto, representación del otro.
  • 3. Sin embargo, sé con certeza que yo existiría también sin que aquel otro me representara.
  • 4. Los demás objetos también son representación del otro, es decir, guardan la misma relación que yo con el otro.
  • 5. Como se ve en (3) yo existo independientemente, sin que aquel otro me represente, se sigue que los demás objetos (sujetos a la representación del otro) también existen sin que aquel otro los represente.
  • 6. La conclusión es la siguiente: asumiéndome como objeto, representado por otro, y afirmando mi independencia de aquella representación entonces asumo que los demás objetos, así mismo representados por otro, son independientes de la representación.

La respuesta de Schopenhauer a este argumento es la siguiente: el sujeto no se agota en una persona, sino que mi persona es de pronto un individuo cognoscente. El sujeto es todo aquel que conoce. Mi persona es una representación de mí mismo, mediada por la intuición de mi cerebro, es decir, todos los objetos existen únicamente en la representación del sujeto, de manera que, mi propio cuerpo es conocido por mí mediante una representación mediada, ya que todo ser representacional es mediato.

Así la reconstrucción formal:

  • 1. La existencia de mi persona o cuerpo, como algo extenso y activo, presupone un sujeto cognoscente distinto de ella.
  • 2. Yo sólo conozco mi cuerpo en la intuición de mi cerebro; dicha intuición está mediada por los sentidos. De hecho es un fenómeno cerebral, al margen de si el cerebro en que se presenta pertenece a la propia persona o a una persona ajena.
  • 3. Se sigue que: si mi propia persona, para existir como tal, precisa siempre de un sujeto cognoscente, esto valdrá igualmente para el resto de los objetos.
  • 4. Por lo tanto, no se puede asumir que mi persona sea independiente de la representación de otro puesto que mi propia persona es la representación de un otro, en este caso mi cerebro.

El núcleo argumentativo es que no se puede suponer el paso (3) del primer argumento, es decir, no se puede asumir que : “sé con certeza que yo existiría también sin que aquel otro me representara.” Ya que no hay forma de garantizar que mi cerebro tenga un conocimiento inmediato de mi cuerpo o persona, sino, un conocimiento mediado que sitúa a mi persona como un objeto representado por otro, ya sea el cerebro de mi cuerpo o algún otro.

Como podemos ver, el cuerpo es siempre una representación, mía o de “otro cerebro” pero nunca es inmediata. El pensar que los cuerpos son independientes de la representación es una exageración, por lo tanto no representa una salida viable para huir del sintagma, lo que me parece haber señalado en estas líneas es como el cuerpo es representación, y si reconocemos que la representación se juega en los términos del sintagma entonces, el cuerpo es una parte más del sintagma no una salida.



-Ramiro-

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