jueves, 3 de diciembre de 2009

Deleuze 1/2

Lenguaje y Consigna


Daniel Palacio de la Teja

La característica fundamental del lenguaje es el mandato, la consigna. El lenguaje no esta hecho para que se crea en el, sino que esta hecho para obedecer y hacer que se obedezca. Lo que da unidad al enunciado es la consigna. Oraciones como estas describen claramente la posición de Deleuze frente a la lingüística. La idea básica sería que, lo que fundamenta la palabra no es el enunciado de un juicio, ni la expresión de un sentimiento, sino el mandato y la prueba de obediencia.

Las reglas de gramática según Deleuze, son marcadores de poder antes que marcadores sintácticos, pues la orden no se relaciona con significaciones previas, ni con organizaciones previas de unidades distintivas. La información sólo es un subproducto, un mínimo para la emisión de ordenes la trasmisión de ordenes

La cuestión entonces, consiste en averiguar, cual es el estatuto de la consigna , es decir en determinar su extensión. En principio podemos decir , que no se trata de una condición originaria del lenguaje, sino más bien en una función – lenguaje. Una función que nos indica el estatuto mismo del lenguaje, pero que no ejerce dicha función como un elemento no lingüístico. Estrictamente hablando, para Deleuze no se puede plantear algo así como un origen no lingüístico del lenguaje. El lenguaje siempre supone al lenguaje. Lo que se quiere decir, que el lenguaje no se establece entre algo percibido, y algo dicho, sino entre algo dicho y lo que se dice de ello. El lenguaje no va de un primero a un segundo, sino más bien; de un segundo a un tercero. Lo primordial de un lenguaje es el discurso indirecto y no el tropo, la metáfora; tal como lo quiere la retórica. Estas figuras sólo son posibles si de antemano se supone un discurso indirecto. Las abejas por ejemplo no tienen lenguaje, aún y cuando utilicen tropos, es decir una abeja trasmite lo que visto , puede hacerlo; pero no trasmite lo que otra le ha dicho. “En ese sentido el lenguaje es trasmisión de la palabra que funciona como consigna, y no comunicación de un signo como información.”

Todo esto nos lleva al terreno de la pragmática del lenguaje y particularmente a las tesis de Austin. Según Deleuze hasta antes de Austin, las relaciones que un entre acción y palabra se reducían a relaciones extrínsecas. Bajo este postulado, se concebía que el enunciado, sólo podían describir una acción de un modo indicativo, o bien; provocar la acción de un modo imperativo. Ambas formas se establecen como relaciones externas Sin embargo, el merito de Austin, consiste en plantear que esas relaciones, entre acción y palabra, pueden ser también intrínsecas. Este tipo de relación puede describirse mejor, como actos internos a la palabra, como relaciones inmanentes entre los enunciados y los actos, son más que nada; acciones que se realizan al hablar. Ahora bien, según Deleuze la aparición del campo preformativo tiene consecuencias importantes tales como que:

“[ con ella se demuestra] la imposibilidad de concebir el lenguaje como un código, puesto que el código es la condición que hace posible una explicación; y la imposibilidad de concebir la palabra como la comunicación de una información: ordenar, interrogar, prometer, afirmar no es informar, de un mandato de una duda, de un compromiso, de una aserción, sino efectuar esos actos específicos inmanentes, necesariamente implícitos.” (Deleuze Pág. 83)

Es esta condición de lo implícito, lo que nos devuelve a la explicación de la consigna. Una consigna no debe comprenderse como una categoría de enunciados explícitos, sino más bien, como la relación que cualquier palabra enunciado tiene como presupuestos implícitos. Es decir, con actos de palabra que se realizan en el enunciado y únicamente en él. Por lo tanto, las consignas no son solo mandatos, sino también podríamos considerar que “todo acto que está ligado a un enunciado por una obligación social”, es ya una consigna. Esta obligación social como se vera más adelante depende de un agenciamiento colectivo.

Deleuze precisa que esa relación interna no es de identidad, es de redundancia: un enunciado realiza un acto, y lo hace en el enunciado. Esto es precisamente a lo que se refiere Deleuze cuando dice que el lenguaje es no informativo…. Resta (1) pues explicar las formas de la redundancia y (2) la relación que ésta “condición” del lenguaje, tiene con la consigna. Esto se vera en el siguiente escrito.

No hay comentarios: