sábado, 31 de octubre de 2009

El beso de Allāh

De Anda Celis Verónica Angélica
Problemas de Historia de la Filosofía y Ciencias Sociales
31 de octubre de 2009

Tercera Entrada al Blog de ISOMORFÍAS

El beso de Allāh

En el Tratado del Amor de Ibn Arabi, podemos vislumbrar que la experiencia mística es el acontecimiento donde el sujeto es trascendido, pues su finitud, espacialidad, temporalidad y sobre todo, su racionalidad son rebasadas por dicho acaecimiento. Este último aspecto, la racionalidad, se ha presentado como el único aspecto que le otorga dignidad al hombre, como afirma Locke en su Ensayo sobre el Entendimiento Humano, ya que es el medio por excelencia a través del cual vivimos, conocemos y dotamos de sentido a la “Realidad”.


Esto se muestra claramente, en la filosofía cartesiana: cuando el cogito se revela como criterio ontológico y criterio epistemológico. En primer lugar, la percepción, las sensaciones e inclusive los sentimientos son reducidos una misma raíz: el cogito, es decir, la capacidad de pensar: la racionalidad. Así, es criterio ontológico, pues el dudar [en este caso de mi existencia] es actividad del pensar y dicho pensar remite necesariamente a algo (una sustancia pensante realmente existente) que la lleve a cabo. También, es criterio epistemológico porque toda afirmación es verdadera si y sólo si es pensada tan CLARA y DISTINTA como el cogito ergo sum.


De esta forma, es sólo a partir de esta única realidad objetiva (res pensante) por la cual se descubre la res extensa (cualidad necesaria de los objetos) y la res infinita (Dios). Sin cogito no habría manera de recuperar la validez objetiva de las representaciones y del mundo externo; asimismo, de garantizar que la realidad se mantenga ordenada causalmente, la continuidad del objeto y la identidad del sujeto.
No obstante, Dios es quien legitima lo anterior, mas esto es develado únicamente sobre la base única, firme, incontrovertible, indudable e indubitable del cogito ergo sum. Sin éste último no hay posibilidad de garantizar absolutamente nada, pues las representaciones de la res pensante son subjetivas y no remiten a algo fuera de dicho espacio de representación interno. Asimismo, la racionalidad es la que avala la convivencia adecuada entre los miembros de una sociedad por medio del establecimiento de leyes jurídicas y normas morales, como se indica en la filosofía kantiana.


A pesar de ello y de los esfuerzos por mostrar la capacidad de la racionalidad, el acaecimiento místico no le acontece al Yo o, mejor dicho, trastoca ese Yo porque su capacidad-ámbito racional es suspendida dando lugar a la irrupción plena de la capacidad-ámbito emotiva-figurativa-creativa. Así, el marco conceptual, racional, lingüístico es rebasado y por ello, se muestra una imposibilidad de ser comunicado. De esta forma, la experiencia mística se concibe o es comprendida como muerte: la muerte del Yo que conlleva efectos en la manera de estar y ser en el mundo. Dicha experiencia también es denominada como el beso de Allāh. Por ello, para el místico la comunidad se le torna como algo falso, algo ficticio. La Realidad no es lo que aparece o lo que los hombres hacen de ella, sino es en sí expresión de Dios.


De esta manera, para ejemplificar, se podría vislumbrar que el amor concreto no es de dos seres amándose el uno al otro, sino Allāh amándose a sí mismo. En este amor concreto, uno de los sentidos que es privilegiado es la audición, ya que es un sentido sublime porque no necesita de la presencia del amado/a para obtener una “imagen” del mismo/a: la remembranza. Por ende, el sentido de la vista es dejado a un lado, pues la vinculación con el objeto amado (Bienamado: habib) es más notoria, ya que sí necesita la presencia del amado/a para obtener una “imagen”: “¡Iniciados! ¡Mi oído ha sido seducido por cierto ser! ¡La oreja es cautivada algunas veces antes que el ojo!” (Ibn Arabi, Tratado del Amor, p. 39).


Por lo anterior, se puede apreciar que el amor se revela como un constructo lingüístico: la imagen o palabra advenida por el sonido que no tiene necesidad de pedirle la corroboración o en anclaje o la aproximación al objeto. Así, es el ámbito soberano no de la denotación, sino de la connotación. Esto se debe a que la denotación siempre se encuentra enganchada al objeto, mientras que la connotación a las imágenes, a las palabras: “(…) el amor del amor (hubb al-hubb) que consiste en preocuparse por el amor hasta el punto de olvidarse de aquel de quien se está enamorado” (Ibídem, p. 45). Es lo mismo que acontece en la experiencia mística, cuando el hombre es besado por Dios.


De aquí, se muestra porque de la imposibilidad de comunicar la experiencia mística. La razón de ello es que el lenguaje entendido como denotativo es simplemente una faceta del mismo y dicho ámbito está anclado a principios lógicos como el de no contradicción o el de identidad. No obstante, dicho ámbito no es el único que existe, sino lo connotativo también yace en él. Esta esfera por su parte se rige o es en esencia metafórica y por ello, puede aprehender la experiencia mística y amorosa porque son uno y lo mismo. Esto es, dichas experiencias muestran a la Realidad como es en sí: lingüística metafórica-connotativa.


Debido a ello, se manifiesta que el lenguaje es en sí mismo connotativo, metafórico y que el aspecto denotativo es simplemente el olvido de ello. Lo denotativo es la ilusión de una metáfora que ha permanecido por su utilidad cierto tiempo. Por esta razón, para el místico la realidad se le muestra ficticia, pues ha accedido a ese fondo último o primordial, se ha dado cuenta que en sí todo es lingüístico: no hay una separación, todo es metáfora. Allāh es este fondo último de realidad: lo connotativo. Es el fondo dionisíaco performativo. Así, el místico decide alejarse de la comunidad, pues ella no advierte su falsedad. Él al hablar es concebido como loco y por ello, excluido al desorbitar lo que se ha impuesto como real, verdadero, absoluto. El místico es el que irrumpe lo denotativo proclamando la verdad de la connotación.

domingo, 25 de octubre de 2009

sábado, 3 de octubre de 2009

Heidegger

Lenguaje en M. Heidegger


Es trabajo del poeta el arrebatar el pensamiento a los hombres, y elevarlos a la palabra con una aparente sencillez de letras. Dichas letras a su vez llenan el vacío que nos sucede en cada caso a los no-poetas, cada ocasión que pretendemos exteriorizar el pensamiento. Heidegger, en su búsqueda por poner en libertad el acontecimiento del ser, encuentra la posición del arte como fenómeno revelador del mundo. En especial, es el lenguaje con la poesía, además de una posibilidad de acontecer el ser, es también un modo en la manera que el ser ahí (Dasein) descubre el fenómeno mundo. Así pues, a través de una inicial contemplación a aquel fenómeno que articula el lenguaje, que es la obra de arte, en específico será en la literatura y el lenguaje poético, donde encontramos el parangón del lenguaje como “apofainestai”, pues el iluminar será primordialmente de-velador para el fenómeno de mundo y para el acontecimiento del ser.
Es decir, el lenguaje por un lado permite la interpretación del encontrarse y del comprender, por ello es un útil que permite la comunicación del ser-ahí hacia un mundo público, sin embargo, es necesario notar que el término de mundo en éste caso mienta al mundo circundante referido en la tercera definición óntica de mundo. Siendo así, el lenguaje puede despedazarse en palabras como cosas ante-los-ojos, es decir silla, mesa, estado, ciudad, país. Por ende el lenguaje es un modo que utiliza el ser-ahí en su cotidianidad para poder expresarse, comunicando y abriendo la posibilidad de interpretarse hacia el mundo público de “el uno” y del ser-con. Pero de esta manera se vislumbra el carácter existencial del lenguaje, es decir, que el lenguaje es ónticamente hablando un modo de comunicarse. Sin embargo, éste debe fundarse ontológicamente en algo más lejano, que defina tanto su estructura como su función y posibilidad en tanto existenciario. El lenguaje está fundado ontológicamente en el habla.
“El habla es lenguaje existenciario” (SuZ. ss34: p 180). Es decir, el habla es el fundamento ontológico-existenciario del lenguaje. Entonces, si existe una relación del lenguaje con los existenciarios fundamentales del estado de abierto del ser-ahí, debe fundamentarse dicha relación de igual modo en el habla. El comprenderse, en el proyectarse como posibilidad en el mundo en estado de yecto, y el encontrarse siempre en un estado de ánimo albergan la posibilidad de comprenderse en la interpretación, también es un existenciario fundamental. Esto se deriva de que si el comprender es siempre ya “articulado, incluso ya antes de la interpretación apropiadora” (SuZ ss.34:p.180), dicha comprensión debe ser articulada mediante un existenciario que a su vez ontológicamente comparta en el estado de abierto su pertenencia, a saber el habla. Es entonces que la comprensión, es decir el proyectarse y el interpretar, son “expresados” por el ser-ahí mediante el habla. De esa manera regresamos al estado de expresado del habla, que es el lenguaje. “En el habla del ser-ahí es hablante, éste da palabra y retira” (SuZ ss.34:p.180), es un hablar sobre, el habla no está constituida por palabras sino por un “sobre qué”, es decir por un decir algo de algo, las palabras serán un momento posterior del decir, lo expresado por el habla como ya se notó es el lenguaje. Por otra parte, al hablar le es inherente el oír y el callar, es decir que el silencio y la escucha, son parte fundamentales del habla, y “únicamente en estos fenómenos se hace del todo claro la función constitutiva del habla”, aquí podemos trazar la estructura fundamental del oír y el callar como dia-logos.



Fausto David Sandoval

Trabajo 1

Reconfigurando las posiciones del cuerpo...

De Anda Celis Verónica Angélica
Problemas de Historia de la Filosofía y Ciencias Sociales
3 de octubre de 2009

Segunda Entrada al Blog de ISOMORFIAS

Sólo en el silencio la palabra, sólo en la oscuridad la luz,
Sólo en la muerte la vida;
El vuelo del halcón brilla en el cielo vacío.

La Creación de Ea

Cuando Heidegger nos afirma que el Lenguaje es la casa del Ser, nos muestra que todo lo que acontece no puede darse sin ser, ya de antemano, significado y siendo significado. En otras palabras, el lenguaje es la condición de posibilidad del hombre para existir y ser. Una cita de la novela de Un Mago de Terramar pudiese develar esto- cuando Ged llega a la Escuela de Roke para iniciar su educación, al estar esperando al Archimago Nemerle, Decano de Roke, le acontece lo siguiente:

“En el momento en que sus miradas se encontraron, un pájaro trinó en las ramas del árbol. Y en ese mismo instante Ged comprendió el canto del pájaro, y el lenguaje del agua que caía en la pila de la fuente y la forma de las nubes y el comienzo y el fin del viento que agitaban las hojas: le pareció que él mismo no era más que una palabra pronunciada por la luz del sol” (Le Guin, Ursula K., Un Mago de Terramar, p. 50).

De aquí surge la pregunta de si hay vivencias a-lingüísticas, esto es, vivencias que puedan trastocar al individuo sin estar, ya de hecho, significadas e inclusive, que no puedan significarse jamás. Así, por ejemplo, nociones como cuerpo o como familia parecerían ser algo natural e inmediato y por ello, desprovisto de contenido cultural o histórico significativo.
Retomando el libro de Judith Butler, El Grito de Antígona, la autora muestra que detrás de la interpretación lacaniana del personaje de Antígona, subyace un horizonte de inteligibilidad heterosexual. Según el discurso lacaniano, los lugares simbólicos de la Madre y del Padre son necesarias para la inteligibilidad social o el posicionamiento psíquico que da paso a la colocación del individuo en lo social. Dichos lugares pueden ser múltiplemente ocupados, peros esas estructuras son necesarias, universales e irremplazables. Esto da pie a que dichas estructuras se refieren a un simbólico universal biológico y heterosexual.
No obstante, a partir del personaje de Antígona se pone en cuestión dichas estructuras, ya que el parentesco de donde ella proviene es ya incestuoso, las posiciones de los miembros familiares son incoherentes y el género es desplazado constantemente. Esto permite concluir que la estructura simbólica del parentesco en tanto biológico y heterosexual no es la única que existe, sino que se encuentra a expensas de la alternación:

“Si el parentesco es la precondición de lo humano, logrado a través de la catacresis política, la que se da cuando el menos que humano habla como humano, cuando es género es desplazado, y el parentesco se hunde en sus propias leyes fundadoras. Ella actúa, habla, se convierte en alguien para quien el acto de habla es un crimen fatal, pero esta fatalidad excede su vida y entra en el discurso de la inteligibilidad como su misma prometedora fatalidad, la forma social de un futuro aberrante sin precedentes”. (Butler, Judith, El Grito de Antígona, p. 110)

Con respecto a la noción de cuerpo, Butler nos comenta que no es lo sexual del cuerpo lo que determina el género del mismo, sino al revés, el género es el que determina lo sexual del cuerpo. Esto se debe, a que en primera instancia, “lo masculino” y “lo femenino” fuera los dos únicos órdenes de poder entender, clasificar y experimentar el cuerpo. De esta forma, parecería que a partir de dichos ámbitos se bosquejan los roles de género que le corresponderían a cada cuerpo.
Sin embargo, ¿qué pasa con lo otro? Por ejemplo, tenemos el caso de Herculine Adélaide Barbin, un intersexual francés que fue clasificado como mujer al nacer, pero que más tarde tuvo que ser re-clasificada como hombre cuando en un examen médico mostró que además de vagina, tenía pene y testículos, falta de menstruación, sin busto y poseía barba y bigote que tenía que estar afeitando constantemente. Así, fue obligado a cambiar su nombre, dejar a su maestra con la cual sostenía un romance, y su trabajo. Esta imposición, igualmente, se encuentra basada en un horizonte de inteligibilidad biológico y heterosexual que se yergue como el único, absoluto y fundador de la realidad.
No obstante, cabe la cuestión de por qué es necesario tener que definirse a través de esos dos estatutos, por qué no simplemente quedarse al margen, por qué no re-configurar dichas posiciones.

Algo sobre Hegel...

De Anda Celis Verónica Angélica
Problemas de Historia de la Filosofía y Ciencias Sociales
3 de octubre de 2009

Primera Entrada al Blog de ISOMORFIAS

Sólo en el silencio la palabra, sólo en la oscuridad la luz,
Sólo en la muerte la vida;
El vuelo del halcón brilla en el cielo vacío.

La Creación de Ea

Cuando Hegel afirma que “Todo lo Racional es Real y todo lo Real es Racional”, nos muestra que la realidad conforma una unidad indisoluble con su devenir. En sentido, nociones como las de “exterioridad”, “extrañeza”, “lo otro”, que parecieran no trastocados por el horizonte o los horizontes de inteligibilidad del individuo o de la cultura o del Ser, se manifiestan como partes de dicha totalidad. De esta manera, dichas nociones terminan siendo falsas exterioridades donde un discurso se apoya para engrandecerse, para afirmarse, e inclusive para auto-validarse.
Sobre esta línea, podríamos leer la novela de Ursula K. Le Guin llamada Un Mago de Terramar. Dicha novela nos narra cómo Ged, un aprendiz de mago nacido en la isla de Gont, abre el umbral entre la vida y la muerte trayendo a la vida a una sombra no invocada, la cual lo persigue para poseerlo. Dicha sombra se muestra por primera vez cuando él se atreve a leer una invocación a los muertos: “Espiando por encima del hombre vio algo agazapado junto a la puerta cerrada, un informe grumo de sombra más oscuro que la oscuridad. Parecía reptar hacia él, y susurrar llamándolo; pero las palabras eran incomprensibles para Ged” (Le Guin, Ursula K., Un Mago de Terramar, p. 36). Posteriormente, ya en la escuela de hechicería de Roke, realiza dicha invocación, pero resulta desastroso para él, pues vino a la vida esa sombra no invocada la cual trató de poseerlo.
El primer suceso “no era más que el presagio, la sombra de una sombra” (Ibídem, p. 153). El segundo suceso fue la concreción del presagio. Finalmente, Ged decide enfrentar a la sombra:

“En voz alta y clara, rompiendo aquel viejo silencio, Ged pronunció el nombre de la sombra, y en el mismo instante, habló la sombra, sin labios ni lengua, y dijo la misma palabra: -Ged.- Y las dos voces fueron una sola voz. Ged soltó la vara, extendió los brazos y abrazó a la sombra, a la negra mitad que reptaba hacia él. Luz y oscuridad se encontraron, se fusionaron, se unieron” (Ibídem, p. 209).

En este sentido, pareciera como si el discurso y los acontecimientos estuvieran ya previstos, no hay forma de hacer rupturas. Dichas escisiones se muestran como la otredad, mas son los peldaños donde la mismidad se conforma. No obstante, ¿podría existir la posibilidad de una movilidad en el discurso a partir de un otro que no necesariamente termine absorbido por el primero?
Una respuesta a esto, la intenta dar Judith Butler en el Grito de Antígona al hacer un análisis de la lectura del papel de Antígona que realiza Hegel en la Fenomenología del Espíritu. Como recordamos, Hegel dice que el paso necesario de la comunidad familiar a la ley de la ciudad comienza en la dimensión ética entre hombre y mujer: entre hermano y hermana (Polinices y Antígona). Esto se debe a que no hay deseo entre ellos, pues se supone que la sangre se encuentra en reposo y equilibrio. Su unión se da porque guardan la misma sangre.
Sin embargo, en primer lugar, Butler se cuestiona cómo es posible considerar a Antígona como parte del parentesco, si ella (su posición) se encuentra enturbiada por lazos incestuosos: su padre (Edipo) es su hermano, y sus hermanos (Eteocles y Polineces) son sus sobrinos. En segundo lugar, cómo es posible que Antígona pueda reivindicar en público, en varias ocasiones, su osadía en contra de la ley impuesta por Creonte (nadie habrá de enterrar el cuerpo de Polinices, pues es un enemigo), si al pertenecer al ámbito del parentesco tuviese que estar aprisionada por lo privado. Ella no habla con el lenguaje privado, sino con el de la soberanía.
Además, se dan constantemente desplazamientos de género y de posiciones de parentesco por parte de los personajes. Cuando Antígona desafía la ley de Creonte es denominada “varonil” y Creonte como “mujer”. De esta forma, cómo puede ella representar los dioses del hogar si se vuelve soberana por instantes y su género es desplazado. Asimismo, las acciones de Antígona son justificadas bajo el supuesto de la ley de los dioses que apela a la conservación de los vínculos de sangre. No obstante, cómo es posible dicha justificación si Antígona sólo actúa por uno de sus hermanos. Esto es, pareciera como si estuviera actuando bajo el nombre de una ley que se transgrede por falta de universalidad.
Por ello, comenta Butler que “Antígona no representa el parentesco en su forma ideal, sino más bien su deformación y desplazamiento, poniendo en crisis los regímenes vigentes de representación y planteando […] la posibilidad de transformación social” (Butler, Judith, El Grito de Antígona, p. 42-43). Así, Antígona señala las fallas del espacio soberano, los límites de lo universal que son posibles de modificar.

jueves, 1 de octubre de 2009

En busca de Heidegger... (#1)

Problemas de Historia de la Filosofia y Ciencias Sociales.
Alonso Salinas Carrillo.


"Uno se esfuerza en recoger la escencia exacta de la cosa, su posibilidad màs pura, su identidad cuidadosamente replegada sobre sì misma, su forma inmòvil y anterior a lo que es externo, accidental y sucesivo. Buscar tal origen es tratar de encontrar "lo que ya exisitìa", el "eso mismo" de una imagen exactamente adecuada a sì misma; tener por adventicias todas las peripecias que han podido suceder, todas las astucias y todos los disfraces; comprometerse a quitar todas las mascaras, para desvelar al fin una identidad primera. Ahora bien, si el genealogista se toma la molestia de escuchar la historia màs bien que de añadir fe a la metafìsica, ¿que descubre? Que detras de las cosas hay "otra cosa bien distinta": no su secreto escencial y sin fecha, sino el secreto de que no tienen escencia, o de que su escencia fue construida pieza a pieza a partir de figuras extrañas a ella." (Michel Foucault, Nietzche, la genealogia, la historia.)

-> ¿Acaso sera nuestra historia una sin escencia?¿ No sera más, que detras de todo, sí existe un espiritu? ¿Seria una forma conocida o distinta? ¿Un orden gramatical o geométrico que avise o singule sentido propio de identidad realizada por la existencia?...

"Cabe admirar al hombre como poderoso genio constructor, que acierta a levantar sobre cimientos inestables y, por asì decirlo, sobre agua en movimiento, una catedral de conceptos infinitamente compleja: -ciertamente, para encontrar apoyo en tales cimientos debe tratarse de un edificio hecho de telarañas, suficientemente liviano para ser transportado por las olas, suficientemente firme para no desintegrarse ante cualquier soplo de viento. Como genio de la arquitectura el hombre se eleva por encima de la abeja: èsta construye con la cera que recoge de la naturaleza; aquèl con la materia bastante màs delicada de los conceptos que, desde el prncipio, tiene que fabricar por sì mismo" (Nietzche, 1994)

-> ¿Cual es el límite? ¿La limitacion en sí, esto es, en tanto algo? ¿O la creacion, a entender, la continua industria? ¿El genio del constructor de conceptos a qué responde? ¿De qué surge la institución?...

Me gustaria, màs bien, señalar un camino crìtico sobre la filosofìa de Heidegger, el 2do Heidegger. Pues, ¿còmo puede ser posible que 'el artista', sin ningun compromiso alguno con la objetividad conciente, fuera èl quien, por su relacion particular con el mundo, diera sentido?
En la clase pasada se termino la sesion con una discucion muy amplia y variada de cuales son, en nuestros puntos de vista, las manifestaciones que dan sentido al mundo. Sea el cuerpo y su animalidad, sea una fisica universal, sea un aliento divino que penetra en nuestros mundos, etc... A voz del profesor, ¿seria cuestion de purgar a manera de 'terapia' las hipóstasis...?
Este pequeño intento crìtico se centra solamente y en esto justamente; en el hecho de que siguiendo una version Heideggeriana no hay manera alguna de dar sentido al mundo, pues èste funcionaria de una manera circular donde pareciera que no hay lugar primero ni especifico donde se empieze concientemente a construir una realidad. A lo que me refiero es que no parece explicito el proceso creador en el 2do Heidegger. La intencion y la exactitud no parecen convenir.

"El sabio no habla de que 'esto' o 'aquello' es verdadero, pues tras investigar a fondo no percibe en ningun lado un 'esto' o un 'aquello'. Aquellos que se apegan a la idea de un yo o a la idea de que las cosas del mundo no son condicionadas, !ay¡, quedan atrapados entre lo eterno y la nada. Pero los que consideran las cosas condicionadas no caen en redes. Aquellos que ven que las cosas condicionadas son como el reflejo de la luna en el agua, ni verdadero ni falso, ni existente ni inexistente, èsos no quedan atrapados por conjeturas. El deseo y el odio producen perniciosas teorias cuando uno considera el mundo existente o inexistente. Cuando uno comprende plenamente, esa concepcion no ocurre, no se dan las impurezas del deseo o el odio y uno queda limpio de impurezas y conjeturas. Si se nos pregunta què es eso que hay que conocer plenamente responderemos: los que Todo lo Conocen dijeron que lo que està sujeto a causas y condiciones, en realidad no nace..." (anutpada)

-> Siguiendo esta aventura o ejercicio intelectual: Entonces: si los conceptos y nuestras esencias o nuestro entorno, o nuestro contexto quedan al aire, o visto mejor, no tienen procedencia; ¿cómo se señala una ley que no ha sido dictada o cómo instituyes un camino que no ha sido producido? Si lo que somos es puro reflejo, pura 'ilusion': ¿qué determina la confianza de la intención? ¿a qué se le dá crédito en la exactitud?...

"Cualquier experiencia, ya envuelva la percepcion de un objeto fìsico externo o la conciencia de un pensamiento o sentimiento, està intimamente vinculada y determinada por el modo en que dicha experiencia es percibida por la conciencia. La naturaleza màs intima de ambas, de la conciencia y de su objeto, es por tanto funciòn de esta relaciòn, entonces nada -ni la mente misma ni ningun objeto de percepcion o concepto- es independientemente real, fijado o inalterable. Todos los elementos de la experiencia son fluidos, dinàmicos y en constante evolucion; en ello descansa un ilimitado potencial para la maduracion, el crecimiento y la transformacion." (Huntington, 1989)

-> Vivir como seres humanos, como supuesta conciencia que no modifica nada más que a sí mismo, siempre 'telones' de la obra: Entonces, ¿Qué hay a convenir, a elaborar, a crear? ¿Nuestra disposición asi es informal o simplemente abogamos en falsedad? ¿No pareceria una tremenda educación la ejecucion de nuestra propia direccion en supuesta continua creación?...

"Un idioma entraña un potencial ilimitado de descubrimiento, de reconstruccion de la realidad, de la articulacion de los sueños, es decir, de lo que llamamos mitos, poesia, conjeturas metafisicas y discurso de la ley." (George Steiner, 1998)

-> ¿Cómo se encamina una perfección, una exactitud si todo lo que se es es un reflejo caviloso? ¿Cómo seria el artista entonces quien diera sentido a lo desorbitante? ¿Quién encontraria su lugar? ¿Quién reconocería su sentido?...

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