viernes, 27 de noviembre de 2009

Hegel. De la inmediatez del lenguaje a la poesía

Por: José T. Mendoza Hernández
El espíritu absoluto, dice Hegel, muestra la unidad de la relación dialéctica como un movimiento que se prolonga hasta el infinito. En términos lingüísticos, lo uno se define a partir de la relación que mantiene con lo otro. Estos dos elementos aparecen de manera conjunta, otorgándose y constituyendo su identidad; por su parte, la separación muestra la apertura de la relación en tanto que otorga identidad. En sentido estricto, no hay un sí mismo sin que haya un para sí.
Ahora bien, esta idea del "espíritu como separación" nos conduce a una relación que se mantiene en la medida en que hay algo que funciona como delimitante. Por ello, la separación estrictamente hablando se da en el marco del establecimiento de una igualdad entre lo uno y lo otro, partiendo de la premisa de que lo uno no puede ser ni delimitarse sin lo otro. Dado lo anterior, nos dice Jean Luc Nancy, "el pensamiento no es algo separado, pues 'pensar' esta 'vida del espíritu' es efectuar la relación. Ciertamente el pensamiento en cuanto tal representa la igualdad, o mejor, establece igualdad como tal, como la correspondencia que la relación implica" (Jean-Luc Nancy, Hegel. La inquietud de lo negativo, p. 26.) Según lo anterior, en Hegel la separación se refiere a un movimiento continuo en donde lo uno entra en relación con lo otro en términos de igualdad y, en esta medida, nos acercamos a la construcción de un nos-otros, de un Yo absoluto que nos aleja en gran medida de la idea de un solipsismo. Asimismo, en Hegel no se necesita incurrir en un solipsismo para fundamentar un lenguaje que nos conduzca a la construcción y consolidación de una comunidad epistémica, pues éste se manifiesta y penetra en la unidad del yo. De este modo, el lenguaje es el vehículo en donde se manifiesta "la unidad de lo uno que no va sin lo otro, la unidad de lo uno que va hacia lo otro, de lo uno que sólo es este ir hacia lo otro" (Ibidem, p. 26).
¿Por qué medio tiene lugar la separación en tanto apertura de la relación? Por el lenguaje, que es también movimiento. El pensamiento no es sólo la igualdad retenida en sí misma, sale de sí, se manifiesta en pos de lograr una universalidad y establecer una relación con lo otro. Así, mediante la lógica argumentativa y discursiva alcanzada desde el ámbito lingüístico se vuelve posible la identificación de lo idéntico, esto es, la relación de lo uno con lo otro. Tal relación, sin embargo, dado que muestra la unidad como un movimiento infinito, se unifica e identifica consigo misma a través del lenguaje. Es en este sentido que, el logos, entendido como lenguaje, "es el exponente de la relación infinita de la identidad".
Según lo anterior, "el pensamiento es la igualdad que sale de sí para entrar en la desigualdad de la cosa" (Ibidem, p. 27). Tal penetración se alcanza por medio del lenguaje, pues por éste el pensamiento se concretiza en una identidad que, en última instancia, permite la formación identitaria de la cosa y el pensamiento. Así pues, éste último, que penetra la cosa y es penetrado por ella a través del lenguaje, desaparece como pensamiento individual. En consecuencia, "la separación es la presencia puesta de la cosa: su alteridad" (Ibidem, p. 28), aquello que en todo momento hace presente la manifestación de la cosa en un otro.
Asi mismo, la universalidad, es decir, la apertura de la relación se efectúa mediante el lenguaje al ser éste la herramienta a través de la cual se manifiesta el pensamiento. Sin embargo, dado que el lenguaje no coloca a la cosa fuera de sí misma, la lleva a sus últimas pretensiones interpretativas hasta manifestarla como algo distinto fuera de sí. El lenguaje, por tanto, puede incurrir en nombrar todo pero no manifestar nada de la cosa misma.
Para concluir, habrá que hacernos la siguiente pregunta, a saber, es realmente el lenguaje discursivo una herramienta efectiva que permite la apertura de la relación, la penetración del pensamiento en lo otro; o es más bien que para lograr tal efecto tendrá que echar mano de otras herramientas lingüísticas que no se agotan simplemente en el plano de la inmediatez y que conducen al pensamiento a una efectiva negatividad de la presencia: La poesía. Es en esta medida que, si se apela al lenguaje del poeta o del místico, el pensamiento no se agota en el plano de la inmediatez pues conduce al hombre más allá de sí mismo, en donde incluso puede anularse y volverse presencia de la ausencia, presencia que se vuelve una verdadera efectividad negativa, algo que permanece separado, pero que se vuelve una apertura de la relación. Es en esta tónica que tanto la minifestación como la penetración validan una apertura de la relación del espíritu.
Cabría, por último, para resaltar cómo la poesía nos conduce hasta el límite de lo decible alejándonos incluso del plano de la inmediatez, pronunciar un poema del salvadoreño Roque Daltón, titulado Alta hora de la noche.
Cuando sepas que he muerto di silabas extrañas.
Pronuncia flor, abeja, lagrima, pan, tormenta.
No dejes que tus labios hallen mis once letras.
Tengo sueño, he amado, eh ganado al silencio.
No pronuncies mi nombre, no pronuncies mi nombre,
cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre.

No hay comentarios: